
Arrimados con las horas,
el amor es inmenso...
de exuberante agua fresca.
(Cigüeñas y palomas,
revolotean un campo
imaginario).
Cercándonos, un laberinto de
bofetadas y rostros oscuros,
con la suciedad de su odio oculto...
… Pero arrimando la esperanza,
las caras de todos los días,
mujeres y hombres de madrugada.
(Cigüeñas y palomas,
revolotean un campo
de voces y esperanzas).
Juan Díaz Casares.
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